miércoles, 2 de noviembre de 2011

Dos palabras y un corazón

Hay que estar muy ducho en batallas para interpretar mensajes cifrados. Y conocernos para saber que lo que voy a mostraros es el tesoro más importante de mi colección. Que guardo en mi cuaderno de viaje caídas a la Fosa de las Marianas justo al lado de la coronación al Monte Everest. Que hubo un tiempo en que hubiera dado mi vida por retroceder y poder cambiar, por deshacer el nudo que me trajo hasta aquí y volar, volar... tan alto y tan lejos que al aterrizar no recordara quien soy, ni quien fui, ni si voy a alguna parte.

Reconozco que con el tiempo perdí la esperanza y dejé de buscar imposibles, de soñar lo que nunca pudo ser. Hasta hace tres días, en el preciso momento en que recibí la carta más bonita del mundo: