lunes, 12 de octubre de 2015

La carrera de un luchador

Esta mañana muy temprano llovía. Y te escuchaba pelearte en voz bajita con la lluvia. Fui a hacerte compañía para intentar arañar unos minutitos más en la cama y procurar que te calmaras, tu preocupación, como siempre, era que la lluvia lo ensucia todo. Y luego, sofocado has preguntado "¿hay carrera?".  ¿Quién tiene corazón para quitarte la ilusión de enfrentarte a  tu primera carrera urbana?, por primera vez tu motivación era hacer lo mismo que Eloy... correr.



Y allá que nos hemos plantado, con la amenaza de lluvia en el horizonte pero con un cielo que este año ha querido descansar para los más peques de San Pedro.

A medida que iban saliendo las otras categorías, tú ibas perdiendo interés por correr, más afanado en arreglar la ambulancia del DYA, que por un momento hemos pensado que no lo harías... pero con la promesa de que la ambulancia si no corrías no iba a arrancar te has puesto en la salida, de la mano de un superhéroe al que familiarmente llamas papá, y un poquito más allá, Eloy, expectante, nervioso...

Cuando ha sonado el pistoletazo de salida he visto que salías el último, y de pronto incluso has dudado, creía que te parabas, pero no,  has salido dando la vuelta a la calle Marqués de Estella y luego he dejado de verte, de veros, durante un kilómetro. El kilómetro más largo de mi vida. Ya ves, yo que me limitaba a esperar.

Primero ha pasado Eloy, mi pequeño campeón, con esa carita tan bonita sufriendo, pero luchando, siempre luchando...


Y mucho  más tarde, después de que tu club de fans me hiciera señales desde la curva anterior, esperaba verte llegar, no sabía si andando, corriendo o con una mezcla de ambos. No sabía si cansado, derrotado, feliz o enfadado. No sabía si rompería a llorar o me pondría a correr contigo... Mil días y mil noches, cientos de momentos concentrados en el instante en que te vi torcer la curva con el superhéroe de tu mano, empujándote, animándote, llevándote a rastras si hace falta, como casi todo en tu vida.


A medida que te acercabas  a la meta se te han ido sumando amigos  y amigas, personas que te quieren, que te han llevado en volandas hasta el final, todos al grito de ¡Salva tú puedes! Y claro que puedes...

De todo lo que pensé que haría al verte, he cumplido una: he llorado, concentrada, triunfante, emocionada... Nunca pensé que querrías hacerlo, y tenía dudas sobre si terminarías. Pero el superhérore te prometió una fanta al acabar y eso mueve montañas. Al final te he abrazado y con tu cara de pocos amigos me has dicho "uuuffff, sudor... chorreando", y entonces me he tenido que reír. 

Porque así eres tú, el de las emociones a flor de piel. Con tu capacidad de superarte, de superarnos, de emocionarnos y de hacernos vibrar. Haciendo carreras diarias, ya sea para aprender una palabra nueva o ya sea para atarte los cordones. Cada día una batalla. La de hoy solo una de las cientos que vendrán.



NOTA: POR MOTIVOS DE PROTECCIÓN AL MENOR LAS FOTOS QUE ACOMPAÑABAN ESTA ENTRADA HAN SIDO ELIMINADAS. MUCHAS GRACIAS POR VUESTRA FIDELIDAD Y COMPRENSIÓN.