jueves, 7 de abril de 2016

No se le nota nada...

...y se supone que esto tiene que ¿halagarme?, ¿gustarme?, ¿qué debo responder ante semejante afirmación?

Obviemos por un momento la intención. Ya sé que el que dice "no se le nota nada" no lleva implícito un mal rollo, ni ofenderme (tampoco lo conseguirían si lo pretendieran), ni nada por el estilo. Doy por sentado que es una expresión de sorpresa, más del tipo "pues no me había dado cuenta".

Ahora analicémoslo desde mi punto de vista.... Vale, tú no lo has notado, los demás tampoco lo notan, ¿y qué?, ¿acaso la dificultad de nuestro día a día va implicíto en su apariencia, como no lo aparenta no lo es?

A lo largo de todos estos años me he visto "convenciendo" a la gente de que efectivamente tengo un hijo con discapacidad intelectual, de mirarme con cara de perplejidad absoluta "es-tan-normal-que-si-tú-no-lo-dices-no-se-le-nota"...

¿Saben qué?, lo digo, sí, lo digo bien alto para que lo sepa todo el mundo, porque no me cabe una gota de orgullo más en el cuerpo, porque por encima de esa cualidad tiene muchísimas más, y entre esas cualidades está la de ser guapo a rabiar. Guapura que seguiría teniendo aunque tuviera una oreja en medio de la frente.

Sus "no-rasgos" no le hacen mejor. Lo que le hace mejor es ser puro, sin dobleces, abierto, espontáneo, sencillo, cabezota y genial.

Un simple y vanal "no se le nota nada" no le hace justicia como persona. Porque ante todo es persona...

La persona más increíble que ha hollado mi vida. La persona que me cambió, desestructurando cada uno de los pobres conceptos que había tardado 27 años en fabricar. Abrió mi cerebro y le dio la vuelta, y ahora soy quien soy, sin sombra de quien fui.

Por eso, amigos, si se le nota o no se le nota me parece una observación absurda. No es un halago, no es un piropo, no... Es la constatación de lo simples que somos cuando solo vemos lo que vemos.