El insomnio hace que me siente aquí a escribir de madrugada, para ver si hilvanando letras encuentro el pensamiento justo. Uno que me sosiegue, o me calme. Lo mismo me da. Desnudarse y limpiarse por dentro siempre deja un halo de calma, aunque previamente suban hasta mis sienes palpitando gritos que se ahogan... si les dejo salir despertarían hasta las ánimas benditas... Dios me libre.
¿Qué hago yo creyendo en lo improbable en un mundo que solo me ha dado certezas que escuecen?, ¿qué hago yo aquí hoy mascando palabras pequeñas? Pequeñas porque las dicen niños pequeños, pequeñas no por el contenido sino por el contingente.
Y me doy cuenta de que he hecho un cursillo a largo plazo en la escuela de las respuestas para adultos, también tengo un master en autopsicología barata... los dos títulos cuelgan en sendas alcayatas oxidadas entre el esternón y las costillas. Pero no tengo ni puñetera idea de cómo se usa la cota de malla que impida entrar las conversaciones secretas... esas que solo los niños pequeños conocen, esas que los mayores, y mucho menos las madres, no deberíamos escuchar jamás...
Supongamos que uno pregunta que porqué tu hermano ha repetido curso y tú, con tus 7 años, dices que no lo sabes... Es lógico que el otro piense que tu hermano es tonto, y aun más probable que lo diga. Tus siete años no saben que tu madre te oye decir que sí, que lo es...
Y justo ahí, en ese mismo instante a la madre se le parte el corazón porque cientos, miles, millones de conversaciones secretas estallan en su cabeza. Esa parte infinitesimal de cordura que aun te queda se enjuga las lágrimas y quiere dormir, suplicando que mañana sea otro día.
La parte inmensamente mayor de locura se cabrea con el mundo, contigo y con Dios... si es que existe. Alguien tiene que tener la culpa, YO HOY QUIERO QUE ALGUIEN TENGA LA CULPA.
¿Qué hago yo creyendo en lo improbable en un mundo que solo me ha dado certezas que escuecen?, ¿qué hago yo aquí hoy mascando palabras pequeñas? Pequeñas porque las dicen niños pequeños, pequeñas no por el contenido sino por el contingente.
Y me doy cuenta de que he hecho un cursillo a largo plazo en la escuela de las respuestas para adultos, también tengo un master en autopsicología barata... los dos títulos cuelgan en sendas alcayatas oxidadas entre el esternón y las costillas. Pero no tengo ni puñetera idea de cómo se usa la cota de malla que impida entrar las conversaciones secretas... esas que solo los niños pequeños conocen, esas que los mayores, y mucho menos las madres, no deberíamos escuchar jamás...
Supongamos que uno pregunta que porqué tu hermano ha repetido curso y tú, con tus 7 años, dices que no lo sabes... Es lógico que el otro piense que tu hermano es tonto, y aun más probable que lo diga. Tus siete años no saben que tu madre te oye decir que sí, que lo es...
Y justo ahí, en ese mismo instante a la madre se le parte el corazón porque cientos, miles, millones de conversaciones secretas estallan en su cabeza. Esa parte infinitesimal de cordura que aun te queda se enjuga las lágrimas y quiere dormir, suplicando que mañana sea otro día.
La parte inmensamente mayor de locura se cabrea con el mundo, contigo y con Dios... si es que existe. Alguien tiene que tener la culpa, YO HOY QUIERO QUE ALGUIEN TENGA LA CULPA.
Nadie tiene la culpa.... y quizás por eso, la tengamos todos. Un beso preciosa, hoy (tampoco) consigo palabras, pequeñas, que puedan sostenerte.... (llumm)
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=3IxvEuDoIDU
Las culpas no existen, las inventamos para desahogarnos y, al final, nos hacen daño. El amor que tienes dentro es el único látigo que puede transformar tu mundo. Y lo tienes, sin duda.
ResponderEliminarNo digo que sea fácil, pero es lo que siempre nos hace sentir bien.
Pero entiendo que las palabras no te ayuden mucho, así que sólo puedo enviarte un fuerte abrazo, de corazón, y que te vaya bonito de verdad.
Ojala encontraramos aquel que tiene la culpa ,pero nos serviria de algo. Yo creo que no, pues seguiriamos volcados en nuestro pequeño o grande mundo en el cual continuariamos actuando con los sentimientos que nos dicta nuestro corazon ,que ese es el que realmennte nos dirige, en las alegrias y las tristezas, y que siempre nos hara un nudo en el estomago o una exalacion de satisfacion. Pero si puede asegurar que una madre con una sola mirada desprende tanto amor que sus hijos lo perciben y absorben toda esa magnitud de amor. No se si he sabido explicarme pero recibe un fuerte abrazo. Miguel
ResponderEliminarsin palabras. bello y conmovedor.
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