sábado, 3 de diciembre de 2011

3 de Diciembre, día de las personas mágicas.

Mi persona mágica ha transformado mi vida. Aun no tengo muy claro, o digamos mejor que aun lucho por discernir, si esa transformación fue para bien o para mal. Unos días disfruto de mi nuevo yo: la madre paciente que repite una y otra vez las mismas respuestas, los mismos rituales, las mismas rutinas... Y otros días este nuevo yo, que vive como un burro con orejeras, se da cuenta de su propia obsesión y comprende que se olvida, a veces, del resto de las personas que le rodean. A veces me gusto y otras no tanto.

Pero los días que no me gusto, acabo por comprender que si de algo sirve darle tantas vueltas a la cabeza es para tener un cometido en la vida... si Salvador no existiera tal y como es, posiblemente yo no tendría ni idea de que en el calendario hay un día de las personas con discapacidad. Y no es que este día sea más importante que el día de las mascotas, el de los abuelos o el de el conejo al ajillo (cada cual a lo suyo, oiga), pero da la sensación de pertenencia. Pertenecemos al importante colectivo de las personas mágicas, las que nos cambian la vida y eso es algo que no todo el mundo puede disfrutar.

DÍA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD - 3 diciembre
“Discapacitado no es la persona que vive con la discapacidad, sino el que no la entiende y no sabe enfrentarla” (Anónimo)

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Dos palabras y un corazón

Hay que estar muy ducho en batallas para interpretar mensajes cifrados. Y conocernos para saber que lo que voy a mostraros es el tesoro más importante de mi colección. Que guardo en mi cuaderno de viaje caídas a la Fosa de las Marianas justo al lado de la coronación al Monte Everest. Que hubo un tiempo en que hubiera dado mi vida por retroceder y poder cambiar, por deshacer el nudo que me trajo hasta aquí y volar, volar... tan alto y tan lejos que al aterrizar no recordara quien soy, ni quien fui, ni si voy a alguna parte.

Reconozco que con el tiempo perdí la esperanza y dejé de buscar imposibles, de soñar lo que nunca pudo ser. Hasta hace tres días, en el preciso momento en que recibí la carta más bonita del mundo:



domingo, 23 de octubre de 2011

Donde tú ves colores, yo veo magia

Salvador odia la lluvia. Y aunque este otoño se ha hecho de rogar, finalmente ha hecho acto de aparición. Las consecuencias de algo tan sencillo y necesario van mucho más allá de lo que los meteorólogos, agricultores o ecologistas pueden suponer... Para un niño de 9 años que odia la lluvia y que no entiende que yo no puedo apagarla por mucho que lo implore, supone una auténtica tragedia.

Haces acopio de paciencia, de recursos psicológicos, de valor y resistencia y le explicas una y otra vez que la lluvia se apaga sola, que el sol saldrá y secará las paredes, que no es necesario que salga a la calle con la fregona... Poco a poco (muy poco a poco) se calma y se resigna, más o menos. Y entonces empieza la magia...

Coge una pequeña herramienta de plástico (un martillo, unos alicates o lo que sea) y juega a darle pequeños toquecitos a las bombillas, suavemente "mía mamá, toy areglando" y yo sonrío distraída, le digo que muchas gracias por arreglarlo todo y sigo a lo mío... "mía mamá, ahora e' rosa" y yo no sé muy bien a qué se refiere...

Rosa aquí, azul allá... et voilà! Con sus ojos  de inocencia infinita ve luces de colores por toda la casa y tras unos minutos de desconcierto, nos miramos todos y asentimos "¡¡Es verdad!!, ¡¡qué luces tan bonitas!!". La magia de un día de otoño lluvioso transformada en  alucinación colectiva. Porque al final nos dejamos arrastrar a un universo paralelo donde todos vemos sus luces, maravillosas, de colores.

martes, 6 de septiembre de 2011

Autismo sin mitos

Hoy una cosa muy sencillita que tengo la cabeza en el examen del jueves y no doy más de mí. Un enlace a otro blog, La voz de Lara, que es una maravilla.

Los estereotipos a veces ayudan a comprender la sociedad en que vivimos, o para reirnos de nosotros mismos: los andaluces somos flojos, los catalanes agarrados... Otras veces son peyorativos y corren de boca en boca casi sin saber el daño que hacen. Entre todos podemos erradicar esas pequeñas cosas que no nos gustan, no vamos a cambiar el mundo de golpe, pero sí sentar las bases para un entendimiento más fluido y sano.



domingo, 28 de agosto de 2011

Todavía no estoy preparada para las conversaciones secretas

El insomnio hace que me siente aquí a escribir de madrugada, para ver si hilvanando letras encuentro el pensamiento justo. Uno que me sosiegue, o me calme. Lo mismo me da. Desnudarse y limpiarse por dentro siempre deja un halo de calma, aunque previamente suban hasta mis sienes palpitando gritos que se ahogan... si les dejo salir despertarían hasta las ánimas benditas... Dios me libre.

¿Qué hago yo creyendo en lo improbable en un mundo que solo me ha dado certezas que escuecen?, ¿qué hago yo aquí hoy mascando palabras pequeñas? Pequeñas porque las dicen niños pequeños, pequeñas no por el contenido sino por el contingente.

Y me doy cuenta de que he hecho un cursillo a largo plazo en la escuela de las respuestas para adultos, también tengo un master en autopsicología barata... los dos títulos cuelgan en sendas alcayatas oxidadas entre el esternón y las costillas. Pero no tengo ni puñetera idea de cómo se usa la cota de malla que impida entrar las conversaciones secretas... esas que solo los niños pequeños conocen, esas que los mayores, y mucho menos las madres, no deberíamos escuchar jamás...

Supongamos que uno pregunta que porqué tu hermano ha repetido curso y tú, con tus 7 años, dices que no lo sabes... Es lógico que el otro piense que tu hermano es tonto, y aun más probable que lo diga. Tus siete años no saben que tu madre te oye decir que sí, que lo es...

Y justo ahí, en ese mismo instante a la madre se le parte el corazón porque cientos, miles, millones de conversaciones secretas estallan en su cabeza. Esa parte infinitesimal de cordura que aun te queda se enjuga las lágrimas y quiere dormir, suplicando que mañana sea otro día.

La parte inmensamente mayor de locura se cabrea con el mundo, contigo y con Dios... si es que existe. Alguien tiene que tener la culpa, YO HOY QUIERO QUE ALGUIEN TENGA LA CULPA.

sábado, 6 de agosto de 2011

Expoliando el patrimonio




 Me han dado un tironcillo de orejas por tener el blog tan olvidado, pero sirva la excusa del verano, tan socorrida ella.

Podría hablar hoy del momento anímico demoledor que estoy pasando, de los dolores internos y externos, de los baches del camino y de lo que es fundamental superar para encontrarnos una buena mañana en la plenitud zen. Y sin embargo no me apetece, por muy segura que esté de que me haría mucho bien.

Sí me apetece hablar de lo que hace días pasó en la playa delante de mis ojos, dos mil años de civilización humana en el transcurso de 30 minutos. Se desentrañaron ante mí el yin y el yang de la mentalidad del Homo sapiens de la manera más inesperada: 3 niños y 2 castillos de arena.

Uno de los castillos estaba allí cuando llegamos, dos fieros guardianes y su séquito de padres lo custodiaban sin que nadie osara  pasar a medio centímetro alrededor, bajo pena de mirada asesina. Otros niños (entre ellos mi hijo) deciden hacer otro, cerca, muy cerca... Buscan sus propias piedras y materiales, se afanan durante un buen rato en hacerlo mejor, tan enfrascados en lo suyo que cuando los pioneros se marchan (supuestamente a comer), el primer castillo queda a merced de las olas, los paseantes y, ahora sí, la segunda civilización de niños colonizadores de playas.

Primero un pequeño saltito furtivo al interior... "mmmm, me llevaré esta piedra". Luego, de dos en dos... finalmente trabajan en equipo para llevarse lo que encuentran a su paso. Caen murallas, desaparecen torreones, y las piedras y tesoros lucen ahora ostentosas, a escasos pasos, en la que ahora es cultura líder. Es el momento de entrar con los pies y manos, machacando cualquier atisbo de arquitectura previa. Resuenan las risas y los vítores. ¡La playa es nuestra!

La contemplación pasiva de este expolio infantil me trajo a la memoria cuando he paseado por Medina Azahara, Éfeso, Olimpia o Roma... Cuando me han contado que tales o cuales piedras, templos o ruinas sirvieron para construir otras civilizaciones, o que quedan más por descubrir pero que se hallan enterradas por otras que llegaron después.... Recordé la indignación que anidó en mí cuando supe que Carlos V se mandó contruir un palacio dentro de la Alhambra y me pareció el colmo de la estupidez humana.

El otro día en la playa caí en la cuenta que los nuevos colonizadores son como los niños pequeños: sin sentido de la propiedad privada, el respeto, ni el esfuerzo de quienes les preceden, por eso no se les puede juzgar, o al menos ahora resulta demasiado pueril por mi parte intentar comprenderlo desde el sillón de mi casa. Hay que estar en el sitio correcto, en el momento adecuado para darle el significado lógico a las cosas.

Ya lo dijo Julio César: Veni, vidi, vinci, en resumidas cuentas.

martes, 21 de junio de 2011

¿Y tú, le abrazarías?

A veces, sobran las palabras. Pasen y vean, y sobre todo, reflexionen...

domingo, 29 de mayo de 2011

Gallinita ciega


El patio de una casa, las risas de dos niños que juegan a la gallinita ciega. Nada especial parece que ocurre, y sin embargo ocurre. Uno de los niños, el mayor, juega y se deja hacer por el pequeño. No es la primera vez en 7 años, claro, pero sí una de las más significativas... dejarse poner una venda en los ojos, dejarse instruir por su hermano pequeño sin que haya intervención de un adulto... Jugar juntos como si no hubiera diferencias entre ellos. Y en realidad no las hay, son solo dos niños diviertiéndose en el patio de su casa.

Un observador ajeno no notaría nada extraño, pero yo, observadora implacable, testigo forzoso de este largo proceso, sé lo mucho que les ha costado llegar hasta aquí. No siempre se han entendido, muchas más veces de las que me gustaría se ignoran o se hieren o me hieren a mí con sus enfados y peleas, con esa capacidad de estar a medio metro y no verse, ni sentirse. Tantas veces pensé que no se quieren: Salvador por no comprender a Eloy, y Eloy abrumado por el peso de la responsabilidad injusta de ejercer otro papel, el del hermano mayor que no es.

Hoy solo eran dos hermanos jugando a un juego de los de siempre, como hemos hecho siempre los hermanos: querernos y odiarnos en el mismo minuto, para luego seguir jugando sin rencores ni presiones. La normalidad es un bien muy preciado en mi casa, y hoy ha sido el día más normal de los últimos meses.

lunes, 23 de mayo de 2011

La anécdota del mes

Ayer estuvimos en un bautizo, yo sola con los peques porque padre fue presidente por un día, aunque sea en una mesa electoral. Estábamos en la ceremonia y el cura llamó a mis hijos para participar en el momento acuático, los puso a su lado y a Salvador le dio la vela bautismal. Yo me temía lo peor, pensaba "este le va a dar un soplido y se va a poner a cantar cumpleaños feliz, ya verás...", pero no. Le dio la vela al padrino aun encendida, y luego cada uno sostuvo una cajita con los santos oleos colaborando como dos monaguillos ad hoc.

Ya en la comida el cura estuvo sentado con nosotros y (creo que sin saber que yo era la madre o se hizo muy bien el despistado) comentó que era la primera vez que tenía un ayudante que además de sujetar la vela llevaba una brocha en la mano y que ponía tanto empeño en limpiarlo todo. Mi tía (ya mayor, cerca de 80 años) le debió decir algo de que Salvador es un ser humano bastante singular, por lo bajini, porque ipso facto añadió eso de "el monaguillo es, pues, un angelito del cielo". Y yo casi, casi añado "mire usted , Padre, a mi hay días que me dan ganas de practicarle un exorcismo", pero me mordí la lengua. A veces no soporto la discriminación positiva.

domingo, 24 de abril de 2011

Toca, hoy toca.

No quiero abandonar esta aventura, por eso toca decir algo, lo que sea. Y dejarme llevar por montones de ideas que se agolpan aquí dentro, en un punto incierto entre la frente y el corazón. A veces es un blog el que desencadena el proceso, otras son cartas de amigas en soportes diferentes. Mi amiga va a reconocerse, porque me lee y me comenta, es un pilar desde hace 9 años en mi vida, pero igual no se lo he dicho como debiera, igual debí ser más constante... igual...

Me inspiran sus notas en el FB. Unas porque no pienso igual que ella y por eso aprendo. Otras porque pienso exactamente igual y me asombran... otras, como la de hoy, porque me imagino así: viajando con mi marido y mis hijos y disfrutando los cuatro (en su caso cinco) de una tarde de parque de atracciones, de tapas, de paseos, de metros, buses y trenes... Porque miro a través de su ventana las cosas a las que inconscientemente renunciamos cuando la vida nos pone ante tesituras inimaginables.

Un día viajaremos con una agenda apretada de actividades, lo sé. Incluso ahora podemos hacerlo, pero condicionar a todos por cambios de humor imprevisibles, porque dejamos atrás la brocha, la llave, el móvil o el boli verde... porque no quiere dormir, comer, andar o ir hacia la izquierda, la derecha o el centro... en realidad da igual la dirección, porque él siempre tiene una idea contraria. Condicionarnos, repito, a sus no-sabemos-como-va-a-reaccionar-ante-un-cambio no compensa la tremenda ilusión que me hace llevarlos a un parque de atracciones a disfrutar. Solo eso.

Y viajar sin él no procede, señoría.

martes, 12 de abril de 2011

De la rabia

Rabia que siento en días como hoy. Cuando, una vez más, una nueva batería de pruebas dan como resultado el humo... Un humo que me ciega y donde debería haber felicidad por no encontrar nada, hay dolor por no comprender. Qué injusta existencia racional que nos hace buscar imposibles dentro de nuestras (valga la redundancia) posibilidades.

Un cerebro morfológicamente perfecto alberga una capacidad cognitiva no tan perfecta y una incapacidad: la mía. Me siento incapaz de decirle ahora mismo a mi alma que esto es una jodida lotería, que le ha tocado. Sin más. Me siento incapaz de respirar sin que se me cierre la traquea y el aire pase rajando más que aliviando, porque me ahoga la pena. Me siento incapaz de mirarme en el espejo y rendirme, de dejar de buscar respuestas que me calmen hoy.  Solo hoy.

Porque mañana, tal vez, será otro día.

domingo, 27 de marzo de 2011

La belleza de todos los días

Por fin ha hecho acto de presencia la primavera, y el viento... de marzo, como debe ser. Hoy ha sido un día de esos tranquilos, con momentos intensos, marcados por alguna rabieta loca y ese inconformismo perenne que ya es el pan nuestro de cada día. Normal, primaveral, de domingo. Y con algún detalle hermoso que recordar y dejar reflejado en algún lugar... ¿y por qué no este lugar? Este blog que hace las veces de diario de viaje y aprendizaje, de soledades y compañía, porque aunque yo escribo para mí, sé que ahí delante hay algunos ojos también mirando, y ¿quién sabe?, quizás aprendiendo un poquito con nosotros.

Estábamos en el sótano, intentando calmar una rabieta fruto de alguna cabezonería (me cuesta recordar ya qué motivos arrancan sus iras). Unos folios de colores y un bolígrafo de Mickey obraron el milagro y Salvador se afanaba en hacer un esbozo de persona en una hoja azul... con su cara, sus ojos, su pelo y hasta una amplia sonrisa. Ocupando medio folio, sin medida como es él, todo magnífico y enorme. Mientras le observaba le comenté "¿y ahora sabes poner tu nombre?", y él dijo, rotundo, "no".

La magia vino de la mano de su hermano que sin más le cogió la suya y le dijo "venga, yo te ayudo, los dos juntos". Y embelasada les miraba escribir primero Salvador y luego Eloy... y éste, su pequeño maestro, le dejó hacer libremente el rabito de la Y. Orgullosos miraron la obra y luego siguieron cada uno a lo suyo, como si nada importante hubiera pasado, inconscientes de la belleza de lo que acababa de ocurrir ante mis ojos.


domingo, 20 de marzo de 2011

Agradecer

Me siento afortunada. Sí, creo que esta vida me ha regalado cosas maravillosas, empezando por las personas que me rodean que no son "cosas", pero sí son mi soporte. Sin ellos, mi familia y mis amigos, no estaría aquí sentada escribiendo para sacar fuera lo que siento, porque no es fácil y a veces duele... Porque , qué duda cabe, yo no quisiera estar aquí hablando de lo que hablo, pero lo hago porque me ayuda a pesar de las heridas y las lágrimas, del dolor y del proceso, todo él digno de ser tenido en cuenta.

Pero además de mis columnas, imprescindibles, me he encontrado profesionales que han crecido con nosotros y que a fuerza de cogernos de la mano y guiarnos, han acabado siendo una parte crucial de nuestras vidas, de la vida de mi hijo.

Sí él hoy habla es porque ellas han trabajado con la paciencia infinita de quien se debe a su profesión, pero también con el amor al trabajo bien hecho que hace de los profesionales las PERSONAS (así, en mayúsculas) que obran los pequeños milagros. Si él hoy escucha, atiende, aprende y se resigna, avanza, pregunta y deduce, anhela, expresa y nos sorprende, es porque Sandra, Mari Carmen y (más recientemente) Maribel construyen con una entrega encomiable los ladrillos del pensamiento de mi hijo, y no solo de él sino de todos los que bajo su guía y constancia se superan, y  nos maravillan.

Este es hoy mi pequeño homenaje, porque ser logopeda es mucho más que "enseñar a hablar". Gracias por ser las personas que sois y por darme las alas que tantas veces me han faltado.

miércoles, 9 de marzo de 2011

9 años

La primera vez que nos vimos ni siquiera pudimos saludarnos como merecía la ocasión. Yo por estar medio alelada presa de una anestesia y un momento emotivo demasiado adormecedor, él por acabar de salir de mi vientre y no saber que ese bulto que le mostraban sus dos ojazos era yo, la madre primeriza que tuvo por suerte (o no) tropezarse.

No me permito con demasía recordar aquéllos momentos, porque si lo hago demasiado seguido recuerdo (como hace dos entradas) la madre que yo era. Los anhelos, los sueños, las expectativas y las pasiones que la maternidad perfecta habían forjado en mi cabecita de veinteañera...

Pero hoy es su cumpleaños, 9 años ni más ni menos. Y me voy a permitir una licencia: la de sacar la chispita del orgullo. Por la persona que ¿Dios? quiso que fuera y que entre todos nos negamos a acatar. Porque no será la persona más inteligente del universo, pero sí la persona que más ternura desprende a su paso. Porque la inocencia eterna de sus ojos me enseñan a levantarme de la cama cada mañana. Porque ha puesto ante nosotros una vida llena de aprendizajes que intentamos comernos a bocados enormes  para, a su vez, aprender rápido y empujarle lejos. Porque gracias a que él es como es, su hermano también es como es, y yo no puedo más que sentirme tremendamente bendecida al mirarles.

Porque el niño que nunca fue, estoy segura, no hubiera superado ni de refilón al niño que es. Te quiero hijo, con todo, te quiero.


viernes, 4 de marzo de 2011

Yo también puedo

Interesante noticia hoy en espaciologopedico.com. Le he echado un vistazo a la web y tiene una pinta estupenda, así que hoy os presento:



Y es que ya sabéis lo que se dice: "Si me das pescado, comeré hoy, si me enseñas a pescar podré comer mañana."

martes, 1 de marzo de 2011

Recuerdos de cuando yo era

Hemos pasado un fin de semana (puente del día de Andalucía) en una casa rural con varias parejas amigas. Algunos, más que amigos, se me antojan parte de mi familia, por todo lo vivido, compartido y aprendido juntos. Y entre tanto adulto con ganas de evadirnos del mundanal ruido y los "estreses" diarios, más de media docena de chiquillos que, extrañamente, han hecho menos ruido que nosotros. De esos siete niños, cuatro de ellos son bebés de menos de un año. He disfrutado de cogerles, hacerles carantoñas, jugar con ellos, llevarles al cuadril, siempre con el alivio inmediato de saber que, en caso de no entendernos, sus mamás/papás andaban lo suficientemente cerca como para devolvérselos sin ningún sentimiento de pena por mi parte.

En medio de todo eso mi niño grande, ausente a ratos e inquisitivo otras... silencioso y elocuente al mismo tiempo, parece incongruente pero no se me ocurre mejor manera de explicarlo. Incluso cuando parece que le ignoro le observo, y me observo, para dentro... reflexionando sobre la madre que yo era cuando él mismo tenía esos escasos mesecitos, tiempo de chillidos de júbilo mezclados con protestas enérgicas porque quería comer/dormir/jugar... lo que fuera y que no se podía (aún) expresar con palabras. Y digo la madre que yo era, porque ya no soy del tipo de madre que son mis amigas, aun casi estrenando su maternidad, ya no mido el tiempo en avances lineales de mi bebé, porque sus avances han sido (y son) tan poco lineales que uso una vara de medir diferente sin dejar que ello haga mella más allá de una punzadita leve en el corazón cuando me veo reflejada en ellas. Las expectativas o la incertidumbre de cual será su primera palabra, saldrá su primer diente o a qué edad escribirá su nombre en un folio en blanco, se me antojan tan lejanas (unas porque ya ocurrieron y otras porque aun no se vislumbran cuando ocurrirán) que casi son ajenas a mi día a día.

Recuerdos de cuando yo era una madre primeriza que se metió involuntariamente en un camino inhóspito y que ya no sabe  andar por los caminos de baldosas amarillas, esas que te llevan a la ciudad esmeralda donde al despertar todo vuelve a estar en el mismo sitio del que nunca debimos movernos. Y es que si pienso en ti siento que esta vida no es justa...

lunes, 21 de febrero de 2011

Enlazando

... unas cosas con otras. Unos blogs con otros, en eso que se hace llamar la blogosfera. Casi siempre hay alguien que lo dijo antes, e incluso mejor, ¿para qué repetirnos?

sábado, 12 de febrero de 2011

Demos la vuelta a la tortilla

Muchísimas veces he hablado con padres/madres que, al igual que yo, tienen un hijo en condición de dependencia. Me transmiten su angustia, su malestar por el futuro, ¿qué pasará cuando yo no esté? Sin embargo, yo no me hago nunca esa pregunta, doy por sentado que voy a ser eterna (ja!), o mejor doy por sentado que los ladrillos que vamos poniendo día a día en nuestro entorno familiar, social y afectivo serán lo suficientemente fuertes a su alrededor como para que cuando ni su padre ni yo estemos, ese muro de contención sabrá darle todo el amor, el respeto y el cuidado que no sólo él merece, sino que todos merecemos. Su hermano, sus primos, sus amigos, su (¿por qué no?) posible pareja, estarán ocupando el hueco que dejaremos sus padres inexorablemente.

Como parte de este aprendizaje siempre viene bien escuchar a los demás contar sus vivencias, y mucho mejor si le damos la vuelta a la tortilla y escuchamos lo que piensan otras personas como mi hijo sobre lo que pasará cuando sus padres no estén.

jueves, 27 de enero de 2011

Época de exámenes

Esta entrada está dedicada a mis compañeros de la UNED. No nos conocemos, apenas un par de incursiones en los seminarios pero poco más, y aun así solo he conocido a unos cuantos de los muchos, muchísimos que somos.

Qué diferente es de cuando estudiaba en la UMA donde el referente eran siempre los compañeros, con el tiempo amigos, los apuntes, los horarios, las clases... Ahora es todo mucho más aséptico y frío si me apuráis. Sin embargo, una corriente invisible nos une: las ganas, el esfuerzo y la necesidad de hacer un triple salto mortal, algunos a estas alturas de nuestras vidas, otros en edad de ello pero todos con complicaciones laborales/personales de diversa índole.

Muchas veces imagino las circunstancias de cada uno para haber llegado hasta aquí, se me antojan tan diversas y laberínticas... Seguro que detrás de cada persona solo hay, en realidad, una historia muy sencilla para habernos decidido a estudiar así, de esta forma, ahora.

Así que compañeros de fatigas, no estáis solos. Somos cientos, y hasta miles de
vayaustedasaberporqué ocupadísimos estudiantes que en nada empezamos el mes horribilis de Febrero. Y no sé vosotros pero lo que es yo me siento como una niña con zapatos nuevos. Mucha suerte a todos y nos vemos en la red.

jueves, 20 de enero de 2011

El cuidabús


Hoy el cuidabús ha pasado por mi pueblo... ¿Y qué es el cuidabús?, pues es un autobús que recorre los pueblos de Andalucía dando charlas para tener unas buenas prácticas a la hora de cuidar a nuestros familiares dependientes.

La experiencia me ha encantado, primero ha habido una parte teórica donde nos han prevenido sobre todo de la sobrecarga psicológica que supone cuidar a un dependiente en el entorno familiar y que me ha permitido escuchar la experiencia y situaciones de otras personas que ponen su vida a disposición de sus seres queridos y la verdad es que ha sido enriquecedor a tope. Y luego una parte práctica para adoptar buena higiene postural a la hora del cuidado personal de los dependientes, que también ha sido muy educativa y sobre todo divertida.

Alicia y Mª Paz han sido las encargadas de las charlas y ha sido un placer escucharlas y compartir un ratito con ellas, chapó por la labor que hacen. Es una preciosa experiencia de dos horitas que recomiendo a todo aquel que tenga la oportunidad.

viernes, 14 de enero de 2011

Revisiones y demás crecimientos personales

Cubierto el primer plazo que teníamos. 5 años para revisar su condición de minusválido. Qué palabra, ¿no? Minusvalía, discapacidad, dependencia (MDD)... palabras tan grandes, tan asombrosamente cargadas de connotaciones negativas y que asociadas a un cuerpecito de 8 años abultan más que él mismo. Y sin embargo he aprendido a llevarlas como bandera: mi hijo es un minusválido, un discapacitado, un... niño precioso con unos ojos como los faros de un Mercedes y con una sonrisa que abre mi pecho y mi alma.

 La diferencia de la primera vez que fuimos al Centro base de valoración de Málaga hace 5 años y hoy es tanta que necesito una moviola para poder evocarlo. Aquélla vez veníamos del paredón y hoy venimos de pasar una mañana de desayunos y charla los tres (papá, mamá y Salvador... Eloy en el cole ¡chincha rabiña!), sin más. De vuelta en el coche miraba la carretera "Vuelvo a mi refugio, mi casa, mi remanso... nuestro lugar en el mundo. San Pedro, what else?"

Mi hijo me enseña tantas cosas que aunque, como diría mi buena amiga Rosa, hubiera preferido que me tocara un cortijo en la sierra, siento que llegó a nosotros para salvar nuestras vidas de una existencia anodina y monocromática de clase media... No tengo nada contra las familias anodinas de clase media, ¡Dios me libre!, pero puestos a conformarnos nosotros sabemos los colores usando el lenguaje de signos y eso, creedme, une mucho.

Así que mi Salvador ejerce como tal y me va enseñando a tomar las riendas de este mundo mío que se volvió loco cuando las MDD colapsaron mi frente y mis entrañas. No sé si decir que me ha salvado la vida es exagerar, pero cada paso que damos me acerca a la serenidad que, todo sea dicho de paso, se le parece mucho.

domingo, 9 de enero de 2011

Estrenando 2011

Me ha costado estrenar el año bloggero, quizás porque 2010 ha sido un buen año para mí, para nosotros. Así que me ha dado pena despedirlo y me aferro a los progresos que han sido muchos: en actitud , en aptitud, en ayudas y en palabras.... tantas palabras que esta mañana desde las 9 en mi casa solo se oye su voz preguntona de medio trapo que tiene la curiosidad del que ha dormido durante 8 años y de pronto quiere conocerlo todo.

Este año también ha sido (en el último tramo) el de las obsesiones, cada cosa en su lugar, cada lugar para una cosa... el vaso del agua a la izquierda, el calzoncillo siempre limpio... Y a pesar de que me desespera porque no lo comprendo, pienso que es un gran avance porque él sí que lo entiende y quiere imponerse: ¡quiero un calzoncillo limpio, qué es lo que no entiendes!, parece gritarme cuando se desespera y no le salen las palabras. Me siento torpe a veces cuando después de un toma y daca que no nos lleva a ninguna parte, cuando finalmente le cambio el calzoncillo, pienso que tampoco me cuesta tanto ceder de primeras. Quizás ha llegado el momento de pedirle, enseñarle, guiarle para que él vaya a su cajón y se sirva solo, aunque ello me suponga una media de 5 slips al día en el cesto de la ropa sucia. Es momento de ceder su razón a la mía, es el momento de aprender que él también tiene una voluntad propia.

2010 llegó cargado de sorpresas: ley de dependencia, beca MEC... empujones económicos que nos han hecho respirar tranquilos sabiendo que al menos 5 años más sus terapias están aseguradas, aunque de no haber llegado esas ayudas puedo afirmar sin temor a exagerar que hubiera hecho lo impensable para que nunca le faltara lo que necesita... Estos años me han enseñado a hacer cabriolas con la economía doméstica, no me da miedo apretarme el cinturón metafórico porque el literal sigue creciendo el jodío.

Con todo le doy la bienvenida al nuevo año porque pienso que las cosas que arrancan en positivo solo pueden ir hacia delante. 2011 is in da house!