En algún momento del pasado incierto a alguien se le ocurrió regalar flores para hacer sonreir, para pedir perdón o para demostrar amor... Un acto sencillo se convirtió en una parafernalia con sus fechas señaladas: el día de los enamorados, el de los difuntos, el de la boda, el del nacimiento, cumpleaños...
Un día a (otro) alguien se le ocurrió regalarle un ramo de flores a otra persona como señal de gratitud, por los servicios prestados, por el trabajo bien hecho, por el tiempo compartido... Después a alguien se le ocurrió que poner una floristería sería un negocio, y acertó. Flores mejoradas por selección, con técnicas milenarias de cultivo/reproducción en condiciones cerradas y concretas. De la rosa silvestre a las rosas actuales hay todo un abismo genético y cultural que les hace parecerse como un huevo a una castaña.
Son flores de otro mundo. Perfectas, iguales, hermosas por definición, pero que han perdido esa espontaneidad de quien, quizás jugando a las casitas, recogió un ramillete de violetas silvestres y se la ofreció a un compañero de juegos, a un gato, o al panadero de la esquina.
Ayer mi hijo decidió obsequiar a su seño con una rama de algarrobo, "pa que Miágeles la pona en su maceta". Un acto fortuito y hermoso de una flor de este mundo. El mundo de las personas reales con flores que no son flores, sino ramas de infinitas posibilidades azarosas. Como la vida misma.
Quizás dentro de 100 años el primer día de cole se festeje con una rama de algarrobo como señal de confianza en el otro, una señal de que entrar en el aula ofreciendo lo que se tiene es la mejor manera de recibir lo bueno de los demás.
Comienza un curso nuevo. Feliz día del algarrobo.
oh, que emoción, que bello es tu hijo y que bonito es como lo cuentas,,,,,,,,
ResponderEliminarFeliz día del algarrobo.
Precioso lo que cuentas.
ResponderEliminarUn abrazo.