Tantas veces se me desborda el cerebro, que creo que se me va a salir por una oreja. En serio. Se me abre la boca y salen toneladas de palabras en forma de gritos, digo cosas que no parecen haber sido pensadas por mí. Cosas propias de un tabernero del Gales profundo del siglo XVI, y cuya alma inmortal se empeña en dejarse oír por mi boca. Esa boca... la boca de Fotor, Owen o Llywellyn, o como fuera que me llamara hace 500 años...
Lo intento, de verdad. Intento controlarlo. Ya consigo algunas veces cambiar la palabra a tiempo, en ese punto en que el tabernero piensa X y yo acabo diciendo algo que rima con, algo que se parece a, o algo que me sale de... bueno, que me sale del alma del tabernero...
Pero solo lo consigo a veces, porque cuando se abre el caño de palabras ya no hay quien lo frene. Y me duele reconocerlo pero muchas de esas veces, me enfado contigo. Como si con eso pudiera hacerte entender lo que sea que no entiendes, como si gritando, el chorro de aire que expelen mis pulmones, pudiera sacarte la goma elástica que constriñe lo que sea que te impide no comprenderme. Y fíjate, hace tanto que entendí que la que tiene una goma alrededor del corazón soy yo que, cuando tras la ira, busco la soledad para lamer las heridas que Fotor, Owen o Llywellyn o como fuera que me llamara hace 500 años me dejan en la piel, necesito que vuelvas a decirme, otra vez, aquello que me hizo enfadar... Será para recordarme lo absurda, pequeña e insignificante que puedo llegar a ser.
Ojalá pudiera rebobinar la cinta hasta el momento justo antes de desatar la furia, ojalá dejara de aprender lecciones día sí y día también, y que la vida solo flotara entre tú y yo, como era al principio: fácil y natural... Qué poco supe apreciarlo entonces y qué complicado me parecías, porque no entendía cuando tenías sueño, cacas, hambre o sed... Nunca pensé que 12 años después habría días en que seguiría sin saber qué necesitas para ser feliz.
Tendré que seguir buscando y pactando con Fotor, Owen y Llywellyn, convencida como estoy ahora mismo de que no fui un tabernero del siglo XVI, sino tres al mismo tiempo.
Lo intento, de verdad. Intento controlarlo. Ya consigo algunas veces cambiar la palabra a tiempo, en ese punto en que el tabernero piensa X y yo acabo diciendo algo que rima con, algo que se parece a, o algo que me sale de... bueno, que me sale del alma del tabernero...
Pero solo lo consigo a veces, porque cuando se abre el caño de palabras ya no hay quien lo frene. Y me duele reconocerlo pero muchas de esas veces, me enfado contigo. Como si con eso pudiera hacerte entender lo que sea que no entiendes, como si gritando, el chorro de aire que expelen mis pulmones, pudiera sacarte la goma elástica que constriñe lo que sea que te impide no comprenderme. Y fíjate, hace tanto que entendí que la que tiene una goma alrededor del corazón soy yo que, cuando tras la ira, busco la soledad para lamer las heridas que Fotor, Owen o Llywellyn o como fuera que me llamara hace 500 años me dejan en la piel, necesito que vuelvas a decirme, otra vez, aquello que me hizo enfadar... Será para recordarme lo absurda, pequeña e insignificante que puedo llegar a ser.
Ojalá pudiera rebobinar la cinta hasta el momento justo antes de desatar la furia, ojalá dejara de aprender lecciones día sí y día también, y que la vida solo flotara entre tú y yo, como era al principio: fácil y natural... Qué poco supe apreciarlo entonces y qué complicado me parecías, porque no entendía cuando tenías sueño, cacas, hambre o sed... Nunca pensé que 12 años después habría días en que seguiría sin saber qué necesitas para ser feliz.
Tendré que seguir buscando y pactando con Fotor, Owen y Llywellyn, convencida como estoy ahora mismo de que no fui un tabernero del siglo XVI, sino tres al mismo tiempo.
Me ha encantado lo que has escrito Mª José como muchas otras veces, aunque nunca me decido a escribir. Y me encanta que sigas escribiendo y actualizando tu blog. Yo también lo voy haciendo en la medida que me es posible. Ya has terminado el grado? Ánimo con todo! Y con tus niños paciencia y cariño. Un saludo afectuoso de alguien que te sigue desde la Península del Morrazo.
ResponderEliminarHola María, muchísimas gracias por tus palabras y por seguirme. Este curso acabo 2º y el curso que viene tengo la idea loca de matricularme de todo 3º, a ver qué pasa... Un abrazo fuerte <3
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