martes, 15 de septiembre de 2015

Donde la inercia nos lleve

Ayer estuvimos viendo Forrest Gump los niños y yo. No recordaba lo emotiva que puede llegar a ser, reconozco que el momento en que Jenny le dice que tiene un hijo y su pregunta es saber si es como él, a mí me llega al alma, por razones que podéis imaginar...

Eloy me preguntaba muchas cosas y se pasaba todo el tiempo comparando la situación de Forrest a la situación de Salva, "mamá, ¿te imaginas que Salva corriera así?"o "Buba está obsesionado con las gambas, como Salva con sus móviles", y cada vez que pasaba algo emotivo me miraba y decía "¿estás llorando?"

A todo esto Salva se lo pasaba bomba regañando al teniente Dan por cada taco que decía (y dijo un montón). Una peli, una canción, un sonido estidente, todo es motivo de fiesta para él. No sé si llegó a comprender lo que implicaba Forrest, su superación inconsciente, su habilidad para ver lo bueno, apartar lo malo, aislarse o encontrarse con el  mundo, con una especie de botón OFF/ON que Salva también tiene, y que a veces (cada vez más) deseo para mí, solo sé que se quedó allí hasta el final, lanzando un hilo invisible hacia Forrest, o tal vez, solo se quedó allí porque la música le gustaba.

 No terminé de verla con ellos porque me esperaba mi amiga para irnos a andar, pero cuando se fueron a la cama, Eloy me vino al oído y me dijo "me ha gustado mucho Forrest Gump, al final cuando muere Jenny, se me han saltado las lágrimas", y os digo que este es duro de pelar. Yo le dije que la lectura que había que hacer es la de que cualquier persona, sea como sea, tiene la posibilidad de conseguir lo que se proponga, solo que a algunas personas hay que empujarlas un poquito para que las consigan, o simplemente para que se propongan algo.

Ahora, aquí, os digo que no sé cual es la lectura que hay que hacer... Quizás es que tenemos nuestras vidas tan organizadas, tan cerradas, que pensamos que lo convencional es lo seguro. Todo lo que se sale del camino, lo que sea rodear la vida por senderos intrincados parece fuera de nuestro alcance parece más difícil, parece imposible...

Y sin embargo, no hay imposibles. El motor que nos mueve puede ser el afán de superación, el éxito o la inercia.... y todos valen. Complicamos la vida hasta la enésima potencia, pero puede que el secreto sea la sencillez de la inercia, donde el vuelo de una pluma nos lleve.

Inercia, corazón, querencia. Vivir.

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