sábado, 7 de julio de 2012

Lo que siempre quise decir y no tuve ocasión.

No quiero hablar de recuerdos, de como empezamos, ni de como hemos llegado aquí. No quiero darte las gracias por aguantarme, por sujetarme, por animarme o empujarme en cada bache del camino, mejor que nadie sabes cuántos y qué duros han sido. No quiero centrarme en tus virtudes , ni en tus defectos que, aunque muchos no lo crean, los tienes, pequeños, pero ahí están. No quiero hacerte promesas de amor y eternidad que suenen a eco en este folio en blanco.

No quiero, ni puedo, porque todo eso ya lo sabes. Mi esfuerzo en esta relación se basa en  que lo sientas a cada paso que damos, en que cada bajada en nuestro nivel de tolerancia mutua se acompañe de una subida más alta que la anterior, aun a sabiendas de que la caída puede ser tremenda.

Ayer te pregunté qué era lo mejor de estos 20 años juntos, no dudaste ni un segundo para decir "nuestros hijos". Ese eres tú: el padre que ha soportado con entereza toda esta locura de médicos, especialistas, terapias, pruebas... tanto dolor que jamás dejó translucir tu rostro, el rostro que veo cada mañana y que me hace sentir fuerte.

Tú eres mi fuerza, tú eres quien está dictando a cada segundo de nuestras vidas cual es el camino correcto. Yo soy la cara visible, la madre que todos ven llevar estoicamente la lucha de nuestro hijo mágico. Pero eres tú quien recoje cada lágrima, cada desesperación y cada dolor. Eres quien me da aliento cada día, aunque tú no lo sepas y yo no lo diga... tu sola presencia me vale.

No voy a darte las gracias por mucho que las merezcas. Porque aquí estamos 20 años después, juntos, como ambos elegimos. Y eso no se agradece, eso se disfruta.

1 comentario:

  1. http://www.youtube.com/watch?v=7pal-MduQ2g&feature=related

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