... y me sorprende que los demás no te vean. Algunos solo son capaces de quedarse con la etiqueta, yo veo dentro de ti. La pugna de las palabras por filtrarse de tu cerebro a tus labios, el avance progresivo de tus dedos por hacer y deshacer, aprendiendo cada día desde el principio, desde el pantalón del pijama hasta los zapatos. Veo tu historia, desde que abriste los ojos en el mismo segundo que saliste de mi vientre hasta esta mañana cuando te dije adiós en la puerta del cole... cada día, cada momento, veo tu historia que es también la mía.
No dejo de preguntarme qué podría hacer para que los demás te vieran como lo hago yo, y entonces me tropiezo con la realidad de mi voz: todos nos escuchamos de una forma y los demás nos escuchan de otra. No puedo hacer nada para que los demás me oigan como yo lo hago, y de igual forma no puedo hacer nada por dividirte de mi cuerpo y que los demás vean quien eres... cómo lloras cuando Puko se despide de Nobita, cómo roncas cuando estás profundamente dormido, con esos enormes ojos entreabiertos, jamás cerrados del todo... Porque tú sí que nos ves a todos, ves en nuestras almas e incluso hay quien dice que ves un poco más allá.
Por eso me hieren los adjetivos que simplifican. Ni 'malito', ni especial, ni diferente. Entiendo que la ignorancia es osada, no debería dolerme. Pero me duele, todavía me duele. Porque yo te veo, y no concibo un mundo que no lo haga igual que yo.
No dejo de preguntarme qué podría hacer para que los demás te vieran como lo hago yo, y entonces me tropiezo con la realidad de mi voz: todos nos escuchamos de una forma y los demás nos escuchan de otra. No puedo hacer nada para que los demás me oigan como yo lo hago, y de igual forma no puedo hacer nada por dividirte de mi cuerpo y que los demás vean quien eres... cómo lloras cuando Puko se despide de Nobita, cómo roncas cuando estás profundamente dormido, con esos enormes ojos entreabiertos, jamás cerrados del todo... Porque tú sí que nos ves a todos, ves en nuestras almas e incluso hay quien dice que ves un poco más allá.
Por eso me hieren los adjetivos que simplifican. Ni 'malito', ni especial, ni diferente. Entiendo que la ignorancia es osada, no debería dolerme. Pero me duele, todavía me duele. Porque yo te veo, y no concibo un mundo que no lo haga igual que yo.
Maria José yo lo veo, todas las mañanas cuando voy a por él a su clase a recogerlo y con esos enormes ojazos me mira y me sonríe y me dice: "estoy cansado" ¿hoy no trabajamos, vale? y me abraza, es el mejor momento de la mañana, es maravilloso, y así día tras día......
ResponderEliminarY me cuenta sus historias, preciosas historias, me pregunta por toda mi familia, uno por uno, no se le olvida nadie, eso es maravilloso.