Cuando tu clase participó en los juegos populares del colegio, perdisteis. Tu clase de 5º que se llevó la peor puntuación de todo el centro. Los compañeros estaban apenados hasta que la seño les mostró cuan equivocados estaban, -"Nuestro premio ha sido Salva"- les dijo. Porque participaste, porque encestaste una castaña en el agujero de 3 puntos, porque corriste cuando tocaba correr y saltaste cuando tocó saltar. Porque todos te animaban y te empujaban con su cariño hasta la meta. Porque sentado en la grada gritabas ¡¡¡¡Quinto B!!!! ¡¡¡¡Quinto B!!!!
Hoy hemos celebrado el cumpleaños de tu prima, 6 años ya... Y en ese recinto espectacular con castillos hinchables, piscina de bolas, toboganes, camas elásticas... tú te afanabas en usar un nivelador, para "arreglar" la máquina de jugar a los dardos, sin quitarte los zapatos ni alejarte demasiado de mí. Hace mucho que me rendí a la evidencia y dejarte hacer, porque tú no entiendes ese barullo y yo, si me lo permites, tampoco mucho. A la hora de la tarta los más mayores se han hecho los suecos y ni siquiera han venido a soplar la vela con ella, que ha estado rodeada de los pequeños, de los de su edad... y entre ellos, tú. Dando palmas, cantando el cumpleaños feliz de Parchis, bailando, riendo... feliz.
Se me hace un nudo en la garganta cuando te veo ahí, entre niños a los que sacas una cabeza, y al mismo tiempo me enfado conmigo misma, porque debería bastarme con verte tan contento, disfrutando, ansioso por saborear la tarta... debes ser el único, junto a la cumpleañera, que anhela ese momento estelar, porque te encanta cantar cumpleaños feliz, fue lo primero con sentido que salió de tus labios, hace tanto ya...
Y a veces, sí, lo confieso... a veces, me encantaría mirarte con otros ojos, los de una madre enfadada con quien osa aburrirse a los 11 años en el cumpleaños de su primita de 6, pelearme contigo porque no quieras ir y tenga que darte mil razones de porqué es imprescindible que no faltes, que tenga que obligarte para ponerte en la foto... Pero doy un suspiro, enjugo las lágrimas antes de que salgan y pienso en lo que dijo la seño aquel día: el premio eres tú y tu poderoso don de hacernos disfrutar de las pequeñas cosas un ratito más.
Hoy hemos celebrado el cumpleaños de tu prima, 6 años ya... Y en ese recinto espectacular con castillos hinchables, piscina de bolas, toboganes, camas elásticas... tú te afanabas en usar un nivelador, para "arreglar" la máquina de jugar a los dardos, sin quitarte los zapatos ni alejarte demasiado de mí. Hace mucho que me rendí a la evidencia y dejarte hacer, porque tú no entiendes ese barullo y yo, si me lo permites, tampoco mucho. A la hora de la tarta los más mayores se han hecho los suecos y ni siquiera han venido a soplar la vela con ella, que ha estado rodeada de los pequeños, de los de su edad... y entre ellos, tú. Dando palmas, cantando el cumpleaños feliz de Parchis, bailando, riendo... feliz.
Se me hace un nudo en la garganta cuando te veo ahí, entre niños a los que sacas una cabeza, y al mismo tiempo me enfado conmigo misma, porque debería bastarme con verte tan contento, disfrutando, ansioso por saborear la tarta... debes ser el único, junto a la cumpleañera, que anhela ese momento estelar, porque te encanta cantar cumpleaños feliz, fue lo primero con sentido que salió de tus labios, hace tanto ya...
Y a veces, sí, lo confieso... a veces, me encantaría mirarte con otros ojos, los de una madre enfadada con quien osa aburrirse a los 11 años en el cumpleaños de su primita de 6, pelearme contigo porque no quieras ir y tenga que darte mil razones de porqué es imprescindible que no faltes, que tenga que obligarte para ponerte en la foto... Pero doy un suspiro, enjugo las lágrimas antes de que salgan y pienso en lo que dijo la seño aquel día: el premio eres tú y tu poderoso don de hacernos disfrutar de las pequeñas cosas un ratito más.
Precioso. Y feliz, tras las lágrimas. Como un pastel al que siempre, siempre, hay que añadirle una pizca de sal. un beso, llumm
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